En mis entrenamientos de Karate aprendí lo que es una yoko
geri. La yoko geri o patada lateral es una acción que bien realizada es muy
efectiva y tremendamente poderosa. Al preguntarle al maestro cómo se podía
parar este golpe me contestó que con tal potencia era imparable, lo mejor era defenderse con
cualquier otra maniobra. Lo mismo sucede con algunas personas, me refiero a
aquellas que nos atacan con comentarios mezquinos o sueltan llenos de infamia, auténticas falsedades
de sus enemigos, los que critican con ruindad perversa y que sus manos escriben
con serpientes las ideas más retorcidas para hundir al adversario. En eso
prefiero la yoko geri porque es una patada directa al contrincante, un golpe
más noble que los que sueltan ese odio
de manera sibilina. Lo mejor, como dije antes, es esquivarlo. Apartarse de su
trayectoria y que, con espacio y tiempo, nos situemos en una posición más
privilegiada para asestar nuestro contraataque. Los que atacan con veneno
suelen olvidarse de que sus propias serpientes pueden morderles y llegar a emponzoñarles
aún más, si cabe, su podrido corazón.
2 comentarios:
Hola capitán, mucho tiempo sin pasar por aquí. Viendo tu entrada te haré una reflexión, está basada en un proverbio chino muy antiguo (aunque mi madre siempre se lo atribuía a Confucio), decía así: “me sentaré en la puerta de mi casa y si espero con paciencia, otro pasará la cabeza de mi enemigo”. Eres una superhéroe lleno de virtudes, cosa que suscita envidia, rabia y cólera de aquellos “ perros verdes” cuyas vidas son tan mediocres y tristes que su única vidilla es tratar de vivir la tuya como espectador. Que triste, que solos, que vacíos han de sentirse aquellos “perros verdes”. Son dignos de pena. Sigue siendo feliz, sigue cuidando la muralla de tu alma y deja que los amos de las puñaladas traperas se ahoguen con su propio veneno…besos desde tierras lejanas.
Pues si que hacía tiempo, querida amiga. Soy feliz, en serio, pero al ser un superhéroe tengo que tener enemigos a la fuerza. De todas formas, lo llevo muy bien, sé cuidarme, Barbarella. Besos!!
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