Hola pitus@s! Resulta que hace unos días me encontraba en la
calle dispuesto a hacer mi ronda nocturna y me sentía un tanto espeso, además,
como sabéis, últimamente hace un frío de mil demonios, así que pensé que me
vendría bien un cafelito en alguna cafetería céntrica. Suelo dejar mi ropa
normal, la que llevo con mi identidad secreta , en casa para no ir cargando, tampoco
la guardo en algún rincón escondido de la ciudad para que no me la roben o encontrármela
húmeda a la vuelta, así que me dije: ¡Qué diablos! Voy con mi uniforme de
superhéroe que no creo que pase nada, total, seguramente a esas horas estará
sólo el camarero o habrá poca gente y además, qué me va a suceder, si soy yo el
héroe de aquí ¡Qué diantres! Incluso hasta he visto un display publicitario con
mi figura en algún pub… El caso es que entré
en una del Campo Castillo más pancho que una perdiz con ligas, cuando me
percaté que estaba repleta de tíos malotes y cachas que al verme empezaron a
cuchichear entre sí más que la Lorena de Gran Hermano14. Bueno, yo a lo mío, me
apoyé en la barra y pedí con estas palabras: - "Un cortadito bien caliente" Al
ratito, el camarero, huraño, me trajo un brebaje que nada más darle un trago
escupí instintivamente en su cara y lo dejé con más pecas que la Pipi
Calzaslargas con sarampión. Todos los que allí se encontraban empezaron a
mirarme con más mala uva que la Cospedal en una entrevista del Wyoming mientras
yo le increpaba qué era lo que me había servido… -“Un carajillo de aguardiente,
ouh, lo que usted pidió” Me contestó limpiándose nervioso. ¿Alcohol a mí? Que
me cuido más que la modista de Paris Hilton. -“¡Un cortadito bien caliente!” Le
repetí, a lo que mosqueado uno de al lado me respondió: -“Bien caliente te vamos
a dejar nosotros, fantasma…” ¡Huy! En ese
momento comenzaron a insultarme los de las mesas mientras que otros con pinta de
heavys agarraron los palos del billar y andando con malas intenciones se acercaban a mí.
Acoplé rápidamente mi sacho y con él en ristre. le arreé un piñazo con toda mi alma a uno de
ellos en los dientes que le saltaron como confeti… La que se armó, chavales, me
llovió de todo, vasos, tazas, ceniceros… Supe lo que era sentirse Daredevil en
un bareto de esos de la Cocina del Infierno. Yo atizaba a diestro y siniestro
mientras, el camarero gritaba como un descosido. Al final, tuve que largarme por
patas porque llegaba la policía y aún tendría que pelearme también con ellos. Acabé en
casa poniéndome vendas, tiritas y réflex hasta en las pestañas ¿No me creéis? Si hasta
salió en el periódico. Qué dura e incomprendida es la vida de superhéroe,
caramba.
4 comentarios:
Querido Capi,cuanto tiempo.
Y digo yo ... algo habrá hecho su señoría para que le quieran tanto en ciertos garitos de su bien amada ciudad.
Quizás solo sean pacíficos simpatizantes del PP .....
Hombre, Gov, cómo va la vida??
Yo sólo cumplo, como tú bien sabes, mi propia justicia, como quizás hacemos todos. En realidad, corren malos tiempos para la política en general, tendría que haber una buena limpieza, algo imposible de realizar para un sólo superhéroe. Un fuerte abrazo!!!
Hay filliño, os demos do PP!!! Estoy dacuerdo con Gozvykos, esos eran enviados de la cocina del infierno regentado por un chef particular " marianico", por cierto te mando más reflex por seur??? bicos desde tierras lejanas mi capi.
Barbarella, tengo que aclarar que no sé la ideología política de los que allí se encontraban, me imagino que eran de todo un poco, sin piques... Ay! Sí, mándame, reflex y alguna pomada o algo, que tengo moretones hasta en el pelo... Bicos!!
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