
Ella me saludaba tras una ventana, escondida tras las cortinas me sonreía mostrándome su rostro por partes, no quise darle importancia, seguía mi rutina, pero, una noche, me presenté en su balcón, no podía creer que fuese todo como en una novela de Corín Tellado, aún no sé bien cómo, pero los dos nos deslizábamos por las alturas abrazados, en aquellos momentos, no existía el bien ni el mal, sólo dos niños jugando hasta el amanecer. A veces pienso que todo es un sueño, pero cuando oscurece, surco el aire hasta llegar a su apartamento, miro tras el cristal y cuento con vislumbrar parte de su rostro observándome, quiero sentir su calor entre las estrellas de Agosto, mientras sobrevolamos los tejados, pienso a qué sabrán sus besos, el superhéroe se confunde, soy simplemente, un hombre dejándose llevar por el corazón.