Quizás alguno se preguntaría por dónde andaba yo en este
tiempo de ausencia. Sigo luchando contra el mal, contra los diablos de la vida,
contra mis demonios interiores. Quien no crea en estos seres es que nunca se ha
dado una vuelta de madrugada por la muralla de Lugo. Cuando deambulo insomne en
su trayecto, entre sus rincones muertos, esos que la luz aturdidora del suelo no
alcanza, allí me acechan. Cuando saltan a atacarme, aparecen más y más desde
las nubes negras que hacen de frío techo en el combate. Les golpeo furioso, no
me rindo nunca, siempre estoy ahí, aunque no me veáis yo sigo inexorable en mi
cruzada, porque para eso existo.
El Capitán Lugo
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