sábado, 28 de abril de 2012

El semblante del guerrero

Antes de nada, aclarar que, como menciono en una entrada anterior, queda corroborado que los derechos de autor del personaje pertenecen a la familia del gran artista Manuel Gago, cosa que me alegra mucho y que creo muy justo.

Me he imaginado el rostro que debía tener el Guerrero del Antifaz: Un rostro alargado y firme con una mirada llena de valor, nobleza y a la vez cierta seriedad por la tristeza de sucesos amargos pasados. Espero que os guste.

martes, 24 de abril de 2012

Hola pandilla! Me gustaría proponeros adivinar quién es el célebre héroe que he ilustrado en esta entrada. Si lo sabeis hacédmelo saber, podeis dar alguna pista pero aún no digais el nombre. Así sabremos luego quienes han acertado. Yo creo que es muy fácil ¿O no?

sábado, 21 de abril de 2012

Manuel Gago, creador de "El Guerrero del Antifaz"

Hace poco me dijeron, sin saber todos los pormenores del asunto, que la Editorial Valenciana, tiene todos los derechos del personaje, algo que me parece tremendamente injusto. Los derechos de los personajes de cómic, deberían ser siempre de sus creadores y descendientes, no de editoriales que durante tantos años han obtenido suculentos beneficios a costa de la creatividad  de los dibujantes. Pero hace unos segundos en el grupo de Facebook de El Guerrero del Antifaz, mi amigo Antonio Gómez me ha aclarado que no es así, lo cual me causa un gran alivio. Espero corroborar todo esto pronto.

miércoles, 18 de abril de 2012

La injusticia del guerrero

Me gustaría dar a conocer este artículo que escribió Manuel Gago Quesada, hijo del gran dibujante de "El Guerrero del Antifaz" y que apareció publicado en Levante-EMV el 6 de octubre de 2006. En él se muestra, no sólo lo que a mí me parece una grandísima injusticia, sino también el tremendo sacrificio del artista. Que no quede en el olvido.




La Audiencia ha revocado la sentencia que dictó un juez de primera instancia favorable a los herederos de Manuel Gago, en base al recurso que la familia Puerto-Vañó interpuso contra la misma. El día 9 de septiembre, el diario Levante publicó las consideraciones básicas que llevaron a la sala novena a pronunciarse a favor de los Puerto-Vañó, y en este artículo me propongo que los lectores conozcan la historia de la lamentable relación laboral que Manuel Gago, mi padre, sostuvo con los herederos del que se apropió de sus derechos cuando él tan sólo contaba 21 años y estaba lleno de ilusión y buena fe.
Manuel Gago creó “El guerrero del antifaz” en 1944, lo presentó en la desaparecida Editorial Valenciana, que en principio se mostró reticente a publicárselo, pero ante la insistencia del ilusionado adolescente que les aseguraba que el trabajo que les ofrecía sería un éxito, accedieron y comenzaron a publicárselo, y fue tanta la aceptación que tuvo, que el tiraje semanal de cada cuadernillo pronto alcanzó los 900.000 ejemplares, según dijeron en repetidas ocasiones empleados de la misma editorial, cifras que se han publicado en diversos medios y que no fueron desmentidas por el editor, según mis noticias.
Durante estos dos primeros años, el editor remuneraba a mi padre con 300 pesetas por cuadernillo, mientras que el obtenía presumiblemente 300.000 netas, después de haber pagado la confección y distribución del cuaderno; téngase en cuenta que en esos años, el cuadernillo semanal costaba 0,75 céntimos, y después, en 1946, subió a 1 peseta. Multiplíquese 900.000 x 0,75, y tenemos el “justo” reparto de beneficios entre el artista creador y el explotador de su talento.
Fue en 1946, tras dos años de éxito clamoroso, cuando el editor registró a su nombre la creación de mi padre, sin que éste se enterase y sin ninguna contrapartida, a no ser que la contrapartida fuese un aumento dinerario por cuadernillo, que pasó de 300 a 600 pesetas. El reparto semanal, 600 para el artista creador y 300.000 pesetas netas para el empresario explotador de la obra. En 1947, seguramente para “legitimar” el registro a su nombre de “El guerrero del antifaz”, hizo firmar a mi padre unos papeles que ante los tribunales han tenido validez de contrato, y en 1949 otros papeles para perfeccionar a su favor el contenido de los anteriores; en estos últimos, mi padre se veía obligado a cederle “la propiedad literaria y artística de todo el trabajo realizado para la editorial hasta la fecha (reconoce así el editor que no había nada cedido) así como el que realizase en el futuro”, y la obligación de trabajar en exclusiva para la Editorial Valenciana. En contrapartida, el Señor Puerto se comprometía a proporcionar trabajo continuado a mi padre, “siempre que a su juicio éste reuniese la suficiente calidad y esmero”.
Así mismo, el editor establecía un precio por cuaderno de 3.000 pesetas, sin previsión de subidas ni de futuros aumentos. Estima la audiencia provincial que 3.000 pesetas era una cantidad importante para la época ¿desde cuando una tribunal de justicia es competente para determinar lo que debe ganar un artista? ¿Se imagina el lector de este artículo a un tribunal de justicia diciendo lo que debe ganar, pongo por caso, la autora de “Harry Potter? La Audiencia no dice nada sin embargo sobre el “equitativo” reparto semanal de beneficios entre creador y explotador, que quedó establecido desde esa fecha en 3.000 pesetas para aquél y 450.000 para este último, y ello sólo si nos referimos a la explotación de “El guerrero del antifaz”, pues en 1945 Manuel Gago había comenzado a realizar los cuadernos semanales de “El pequeño luchador”, y en 1947, los de “Purk, el hombre de piedra”. En total, cada semana les entregaba treinta páginas completas de nueve viñetas cada página, más sus correspondientes tres portadas y los guiones que también eran suyos; para poder llevar a cabo tal producción, que ningún otro dibujante llevó jamás, Manuel Gago trabajó dieciséis horas diarias durante veintidós años, desde 1944 hasta 1966, fecha en que, seguramente en aplicación de la cláusula “calidad y esmero”, establecida en los papeles a los que algunos han llamado contrato, el señor Puerto dejó sin trabajo a mi padre, dejándolo en la calle sin ningún requisito previo ni indemnización alguna. ¿Qué validez tenían pues esos papeles? ¿Cómo es posible que una sala de justicia haya procedido así? ¿Cómo es posible que una sala de justicia diga que el editor no registró la obra de mi padre de mala fe, pues su explotación ya la tenía cedida? ¿No se ha percatado el tribunal de que primero se produjo el registro indebido de la marca, y después se impusieron a mi padre esos nefastos papeles, la cesión y la “exclusiva”, que lo ataron a su mesa de dibujo durante veintidós interminables años, dieciséis interminables horas cada día de esos veintidós años? A mis hermanos y a mí nos robaron a nuestro padre, y a él le arruinaron su carrera, no dejándole progresar como todos los demás dibujantes pudieron hacer, cuidando sus dibujos y trabajando para el editor que más los valorase. Realmente, esta es una historia que debe quedar registrada en los anales de la Infamia.
Autorizo a cualquier persona o entidad a citar, utilizar y difundir, parcialmente o en su totalidad, este artículo en cualquier medio de difusión. Fdo. Manuel Gago Quesada

Humanidad

"Últimamente veo más humanidad en la mirada de una bestia y más bestialidad en la de las personas"

El Capitán Lugo

lunes, 16 de abril de 2012

¿Dónde está el Capitán Trueno?


¿Qué es lo qué pasa con el Capitán Trueno? La película, no dudo que esté llena de buenas intenciones, pero ha sido un fracaso; viendo el resultado, tengo que reconocer que es insulsa, no llega a emocionar en ningún momento, decepciona a los seguidores del personaje y eso que está llena de homenajes al cómic. Supongo que es de admirar que un director español en estos tiempos, se atreva a hacer algo así cuando el mercado americano arrasa con grandes producciones de ese tipo. Pero todo se queda en agua de borrajas a medida que avanza la misma; perdonad mi ignorancia pero hasta se ve mal montada, se sacan de la manga una marca que lleva el protagonista en el cuello para darle un origen que apenas pinta nada. El final es aburrido y absurdo; no me extenderé más en esto, pero deberían haberse centrado más en alguna historia concreta y no tan ambiciosa, quizás lo mejor sea la banda sonora, para mi gusto, lo único que se salva.

Los cómics que se han publicado últimamente son otro tanto de lo mismo. “El último combate” representa a un capitán con canas y ni aparece Sigrid porque ha muerto pero eso no es lo peor, resulta que se cargan al capitán al final de una historia sin carga emocional ninguna; es que parece hecho para fastidiar a los fans, de verdad que es una auténtica decepción. El dibujo simplemente cumple al recordar al maestro Ambrós  y el color de la obra es pobre ¿Para esto hay que esperar diecisiete años? Vaya chasco.  Ahí no queda la cosa, porque tiempo después sale publicado “Atlántida” en la que el guionista de “El último combate” muestra también  sus dotes de dibujante, el resultado es más de lo mismo, una historia tonta que imita pobremente a las que leíamos de antaño. En mi opinión, esta gente no ama al capitán, han hecho algo así para sacar algo de partido a su talento y pista.

¿Cómo debería de ser un cómic del personaje ahora?  Creo personalmente que debería recordar gráficamente al de antes, al menos en la línea, tomando de base al gran Ambrós, Fuentesman o Ángel Pardo. Tampoco abusar del color del ordenador para que tuviera ese aire retro.  No es algo fácil, supongo. En cuanto al guión, pienso que es la parte más difícil, pero no se debería desvariar con muertes absurdas ni envejecer a los personajes porque sí. Más bien, entender y centrarse más en sus orígenes o infancia para comprenderlos mejor, algo que los seguidores nunca vimos del todo cuando leíamos las historietas ¿Qué opinais vosotros?
 

domingo, 15 de abril de 2012

Humor rápido

Perdón por la mala calidad del dibujo, ha sido realizado a toda prisa, sin pensar ni bocetar.

miércoles, 11 de abril de 2012

Homenaje al Guerrero del Antifaz

Hola pandilla!
El Guerrero del Antifaz ha sido, como ya sabeis, otro de mis héroes preferidos, hace poco me publicaron en el blog "Voto a bríos" una ilustración que realicé sobre él y que aquí muestro con emoción. Siguen haciendo falta héroes, y no olvidar nunca a los grandes maestros de la Historieta española, como Manuel Gago, que con personajes como éste nos han alegrado la vida tanto.

Por cierto, si andais por Facebook, que sepais que existe un grupo dedicado al personaje, yo ya soy miembro, eh: "El Guerrero del Antifaz"

miércoles, 4 de abril de 2012

Zombies en Lugo

Me he enterado que ha ocurrido un ataque de zombies en Lugo, concretamente en la muralla; era algo que una nota misteriosa me había avisado hace unos años a modo de profecía con el eslogan: "Para comer Lugo" Sé que habrá más y tengo que estar preparado. Que en Lugo existan zombies deambulando por ahí no pilla de sorpresa a nadie; yo los he visto varias veces a las tantas de la madrugada los fines de semana con sus babeos, sus rostros desencajados y sus miradas vacías, pero que ataquen de esa manera, aprovechando el lema de la ciudad es sospechoso ¿Casualidad? No sé que pensareis vosotros pero yo no lo creo.

Entrada donde se me anunciaba de modo profético: http://capitanlugo.blogspot.com.es/2009/08/para-comer-lugo.html

Vídeo de zombies en Lugo con el lema "Para comer Lugo":  http://www.youtube.com/watch?v=0wilsFlTqjI&feature=share

domingo, 1 de abril de 2012

Spot Escola de Arte e Superior de Deseño Ramón Falcón de Lugo

Instantes de felicidad

Cuando era niño y aún no conocía la palabra “cómic”, recuerdo haber tenido una costumbre que ya no se utiliza ahora. Cuando ya había leído y releído hasta aburrirme varios tebeos, le pedía algo de dinero a mi madre para ir a cambiarlos por otros similares; con mis cinco o diez duros iba raudo a la Calle de las Dulcerías, a una pequeña y vetusta librería en la cual, una señora de gafas gruesas y de pasta negra, siempre sonriente, me atendía. En el viejo mostrador de madera, le dejaba mis cuatro o cinco ejemplares de superhéroes, de terror o de mis idolatrados Capitán Trueno o Jabato, mientras, ella sacaba un buen lote de los suyos; recuerdo ese olor característico a ese papel usado que me encantaba y el silencio que se producía cuando aquella mujer, revisaba por encima si el material que yo llevaba estaba en buen estado mientras yo, entusiasmado, buscaba  y rebuscaba entre los que me ofrecía para cambiar. En esos instantes, era el niño más contento del mundo porque me sentía en el paraíso entre tanto cómic. No tengo ni idea de cuántas historietas habré disfrutado así de esa manera pero fueron muchas durante aquellos años las que pasaron por mis manos y siempre tendré grabados aquellos pequeños instantes de felicidad.