miércoles, 4 de marzo de 2009

La Colegiala


Después de mi último encontronazo con la chica vampira me percaté de que me faltaban varias pertenencias: Mi lugocartera, en la cual guardo un callejero de Lugo con todas las tapas de alcantarilla señalizadas por si tengo que darme a la fuga más raudo que un Ninja con las air jordan, varios carnés, entre ellos, uno falso del Club Fluvial, el del Carrefour y el de El Club Don Miki que obtuve con diez añitos, snif… También mi Lugopendrive en el que guardo varias carpetas de chicas playb… erh, bueno, con datos interesantes y con el Word portable, el lugomóvil de tarjeta, menos mal que lo tenía sin saldo, con el número de La Cruz Roja por si acaso, en fins, que tenía más artilugios que el bolso de la Paris Hilton esa. Todo aquello me había dejado más mosqueado que el Juan Pardo de telonero del Leonardo Dantés, porque un vampiro te chupa la sangre, pero no te manga cual chorizo cutre, todo lo que tengas, así que, este lunes, he subido hasta el águila de Santo Domingo, agazapado, escondido, he estado más parado que el peluquero del Carlos Núñez hasta que la he visto. Se trata de la Supervillana: “La Colegiala”, lo que no sabía es que tenía poderes hipnóticos, pero he ahí la explicación a mis visiones vampíricas. Me he abalanzado sobre ella y aunque ha tratado de hipnotizarme con su mirada maligna no ha tenido tiempo, he logrado recuperar todo, era tal mi cabreo que ha tenido que huir más asustada que un negro en la Semana Santa de Sevilla. Hoy al fin, dormiré tranquilo y sin las ristras de ajo que “perfumaban” mi cama.

2 comentarios:

Merui dijo...

Capi:

Voy a darte una explicación freudiana (del tal loquero Froiz, que también le dió al sector de alimentación y servicios):

Necesitas vacaciones. Empiezas a tener pesadillas con alumnas....



Bicos


Merui

Capitán Lugo dijo...

Esa supervillana existe, es una mujer de cierta edad que viste como una colegiala.

Por cierto, ya sabía yo que ese psicólogo no ganaba un duro con sus terapias (decía cada parida que parecía más salido quel Pozí en el Arde Lucus) y tuvo que montar una cadena de supermercados. El caso es que yo, de adolescente, iba a un gimnasio de Tae kwon do que montó un alumno de el Froiz ese: el Yun, si es que se gana más dando patadas o vendiendo patatas que yendo en plan sicólogo guay por la vida.