martes, 22 de mayo de 2012

viernes, 11 de mayo de 2012

La sesión de las lentas


¿Por qué ya no ponen la sesión de canciones lentas en la discoteca?

Recuerdo en mis primeros años de adolescencia aquellos ratos en discotecas, como la llamada Yguazú, en la que nos reuníamos los compañeros de instituto, a mitad de la sesión de música disco, oscurecían las luces y empezaba a sonar algún tema romanticón de moda, como “Lady in red” de Crhis de Burg (un tanto cursi, lo reconozco) Era entonces cuando la pista se llenaba de parejas abrazadas de enamorados.  Alrededor, surgían chicas solitarias que, estando de pie, indicaban que querían que las sacaran a bailar. Personalmente, me daba mucha vergüenza hacerlo. Pero alguna vez, estando acompañado por mis amigos, me atrevía a tal acto. No hacía falta hablar, te acercabas a la adolescente, que solía hacerse la despistada, ponías un dedo en su hombro y ella, fríamente, te “escaneaba” de arriba abajo; si volvía su mirada despreciativamente hacia otro lado, significaba que no quería, que era lo que sucedía la mayoría de las ocasiones. Si por fortuna, sonreía o asentía con la cabeza, era tu instante de gloria. En ese momento mágico, apoyabas las manos en su cintura, discretamente, de eso ya se encargaba ella, colocándose cual luchador de “Kickboxing” elevando los brazos con sus codos en tus narices a modo de barrera y si, veía que te comportabas, porque había mucho descarado atrevido, llegaba a abrazarte ligeramente.  En esos minutos, sólo te dejabas guiar por la música, notando su cuerpo y el corazón a cien desbocado por la emoción y los sentidos, el olor de su colonia, el contorno de sus caderas, el roce de su pelo… Si había atracción mutua, nos llegábamos a juntar las mejillas y la estrechaba más y más lentamente, al terminar la canción, si seguíamos en la misma posición, preparados para seguir bailando, eso era la señal de un día feliz e inolvidable, quizás de unos besos con lengua o de un amor recién surgido en las notas de una canción lenta.